lunes, 14 de enero de 2013

Costa Rica 2012: Cahuita, un pedacito de paraiso

Tras recorrer los canales que separan Tortuguero de Siquirres, montamos en un autobús que nos llevará de nuevo hasta el restaurante la Ceiba, donde comeremos y cogeremos nuestro coche de alquiler. El día se está poniendo cada vez más complicado por la lluvia, lo que no anima a estrenarse en las carreteras costarricenses, pero es algo que ya está asumido desde antes de comenzar el viaje.

Poco después de mediodía estamos en la Ceiba, y mientras comemos el cielo descarga de tal manera que no sabemos si pedir un 4x4 o llamar a Noé para que nos preste su arca. Más o menos sobre la 1 llega el chico de Mapache (la compañía de alquiler con la que funciona Asuaire). Hemos pedido un 4x4, ya que en Costa Rica bajo ningún concepto se debe optar por un vehículo normal, en nuestro caso en Un Dahiatsu Bego (o Terios según el país), no es un 4x4 de gama alta pero es más que suficiente para recorrer el país. Solicitamos gps y rechazamos el teléfono que nos ofrecen para llamar en caso de problemas (nosotros no tuvimos ningún problema, pero disponer de un teléfono local para llamar no es mala idea), revisamos el vehículo y nos acomodamos dentro.

Consejo: Antes de partir asegúrate de que el gps esté bien configurado, ya que muchas veces la última persona le ha quitado la opción de ir por caminos rurales, y en Costa Rica es esencial acceder por ellos a numerosos lugares.

Esperamos un momento pero parece que no tiene intención de cesar la lluvia torrencial, tenemos unas 3 horas de viaje hasta Cahuita así que nos encomendamos a los dioses de la tormenta y nos ponemos en marcha.

Nuestro carro en Playa Vizcaya
Poco a poco la lluvia va desapareciendo y se hace más fácil adaptarse al modo de conducir local, las carreteras en Costa Rica suelen ser de un carril en cada sentido y van atestadas de enormes camiones que, por norma general, van mucho más rápidos que los coches. El tramo de carretera que nos lleva hasta Limón es de asfalto, hay algún que otro bache pero no nos podemos quejar, lo más importante es tener mil ojos en la carretera y respetar los límites de velocidad.

Al llegar a Limón (ya sin lluvia) tomamos el desvío que lleva por la ruta 56 y va siguiendo la línea costera caribeña hasta la frontera de Panamá. La carretera está en un estado bastante aceptable y a penas hay tráfico, es genial recorrer la costa con el mar a un lado y palmeras al otro, tan sólo hay que tener un poco de cuidado cuando se crucen
puentes (el gps no paraba de gritarnos Warning, dangerious bridge ahead!) ya que solo cabe un vehículo y hay que tener bien claro quien tiene preferencia de paso. A media hora de llegar a destino hacemos una paradita, nos damos un pequeño paseo por un tramo de Playa Vizcaya, totalmente solos, entre enormes palmeras, escuchando como de vez en cuando los cocos caen al suelo.

Con las piernas bien estiradas afrontamos la última media horita hasta Cahuita. A la hora de elegir donde alojarse si se visita el Caribe Sur costarricense las opciones que se barajan suelen ser Puerto Viejo de Talamanca y Cahuita, dado que prácticamente todo el mundo va a visitar el Parque Nacional Cahuita y que es un pueblo más pequeño y tranquilo nos decidimos por él.

Alby Lodge
Entramos en Cahuita y el gps nos deja dentro del Alby Lodge (en el gps poned siempre el sitio al que quereis ir, no dirección, coge hotyeles, restaurantes, lugares de interés, etc.). Para nuestra estancia en Cahuita hemos optado por alquilar una cabaña (o cabina), las hay de diferentes precios, pero todas bastante asequibles. El Alby Lodge se encuentra una vez se cruza el pueblo, a unos 300 metros de la entrada del Parque Nacional. Hemos reservado para 3 noches una cabaña para los 2 a 50 dólares la noche (la cabaña). Las cabañas están bastante bien, son de madera y paja, disponen de dos camas con mosquitera y baño con ducha, así como una pequeña caja de seguridad. En el exterior se dispone de una hamaca y una mecedora para descansar. En el recinto hay un gran jardín y una casita con comedor, libros, cocina y bebidas frías que se pagan al finalizar la estancia. La relación calidad precio es genial y el estar en una cabaña te permite una libertad que no suele uno sentir en un hotel.

Primer contacto con Cahuita
Tras pedir nuestra llave en la recepción (está al final del recinto) y dejar las cosas nos disponemos a dar una vuelta por el pueblo aprovechando la última hora y pico de sol. El pueblo de Cahuita es muy pequeño, a penas un par de calles en paralelo, una es por la que discurre la carretera, donde está la oficina de correos, el cajero automático, farmacia etc. y la otra es en la que se encuentran los bares, restaurantes y empresas de turismo, todo en paralelo al mar. Nos tomamos tranquilamente un batido de mango y uno chocolate con helado (5€) y recorremos la calle hasta el final para ver si conseguimos llegar hasta playa negra, aparecemos en una pequeña cala de piedra, en la que descansa una barca de pescadores mientras el sol comienza a ocultarse, es una bella estampa para nuestra bienvenida a Cahuita.

Retronamos al pueblo, caminando por la calle principal se respira el ambiente “jamaicano”, es habitual escuchar el reggae de los bares y de las casas y se ve que la gente vive a un ritmo muy distinto al nuestro, sin prisas. En toda esta zona del Caribe costarricense los habitantes suelen ser de raza negra, descendientes de jamaicanos, muchos llevan enormes rastas y se mueven muchísimo en bici (lo que es un peligro sobre todo en la carretera).

Pueblo de Cahuita
Dentro de esta cultura, es muy habitual que se ofrezca a los turistas marihuana. Yo no haré apología del uso o no del cannabis, pero si quiero ofrecer unos datos para evitar problemas. La posesión y el consumo de marihuana en Costa Rica el ilegal, por lo que no tener cuidado con su consumo puede convertir unas vacaciones en un infierno. La marihuana de esta zona caribeña suele ser muy oscura y está bastante húmeda (por el clima propio de la zona) además de cara (aunque si hablas castellano el precio baja considerablemente). Mi consejo a nivel personal es que si compras la consumas bien en tu cabaña o bien en alguna zona recóndita, una playa perdida entre palmeras por ejemplo. Nunca lleves droga encima si te vas a mover en coche, no es raro toparte con un control.

Hecho este a parte, pasamos por un supermercado para comprar algunas cosas, a partir de ahora vamos a recorrer parques nacionales y es muy importante disponer de agua embotellada y frutos secos y similares, no compramos bebidas porque en el alojamiento las tenemos a muy buen precio. Consultamos en una agencia si el agua está bien para hacer snorkel en el Parque Nacional, nos dicen que los últimos días ha estado revuelta pero que pasemos el día siguiente a las 9 y que si está bien saldrá un grupo.

Volvemos a la cabaña, dejamos las cosas y nos damos una ducha, el calor es pegajoso y un segundo después de secarte ya vuelves a estar mojado. Nos dirigimos de vuelta al pueblo, mientras miramos sitios para cenar, como es habitual, desde un restaurante nos intentan convencer para que cenemos allí, no es el mejor sitio de Cahuita, pero el tipo nos cae simpático y tampoco tenemos intención de probar justo en ese momento la nouvelle cuisine caribeña, así que nos sentamos en la terraza y nos disponemos a cenar.

Concierto Reggae
El local es el restaurante La Fe, y cenamos un pollo con salsa La Fe (salsa secreta del restaurante…) y un pescado (corvina) en salsa de coco, todo acompañado de ensalada, arroz y patacones (unas tortas de plátano macho deliciosas, yo las sigo haciendo en casa), para beber tomamos limonada y un batido de banana, nada del otro mundo pero tampoco cenamos mal, el precio 15.000 c (25 €). Tras la cena nos vamos a tomar algo al Ricky´s bar, en el que hay un grupo local dando un concierto de reggae y nos tomamos unas cervezas disfrutando de la noche, aunque sobre las 12 decidimos que ya es hora de retirarse a dormir y volvemos a nuestra cabaña.

Gallo Pinto con huevos
A partir de las 6 de la mañana los monos aulladores comienzan a hacer de las suyas, gritan como si no hubiera mañana y tenemos una familia sobre nuestra cabaña, así que tras remolonear un poco nos levantamos y tomamos algo de zumo que hemos comprado el día anterior. El plan es visitar el Parque Nacional Cahuita, apenas a 200 metros del Alby Lodge, pero no tenemos prisa ya que esperaremos a las 9 para ver si podemos hacer un tour con snorkel. Así que como tenemos tiempo, tras dar un pequeño paseo por los jardines junto a nuestra cabaña nos vamos a desayunar al pueblo, nada como un buen gallo pinto con carne o con huevos y unos zumos y cafés para comenzar el día con energía (10€)

A las 9 no sólo no hay tour sino que no aparece nadie de la agencia, así que cogemos las mochilas y ponemos rumbo al parque.

En mi opinión, una vez terminado el viaje, este ha sido el mejor parque nacional que hemos visitado en Costa Rica. Primero es importante señalar que en la entrada se paga la voluntad, y no una entrada fija de 10 $ como en el resto de parques nacionales, por lo que sin ser agarrado se puede visitar sin impedimentos, al dar la donación tienes que apuntar quien eres, de donde vienes y cuanto donas, para evitar suspicacias sobre a donde va a parar el dinero.

Parque Nacional Cahuita
El parque nacional Cahuita se encuentra justo al final del pueblo de Cahuita (no tiene ninguna pérdida), tiene senderos de arena y tierra en todo su recorrido y varias opciones según la distancia que queramos recorrer.

Si se va por libre, en la entrada se puede contratar algún chico del pueblo para que haga de guía, nosotros no lo hicimos y tuvimos suerte avistando animales, aunque los locales siempre saben mejor donde mirar. A nosotros nos ofrecieron servicios de guía, pero como nuestra idea era recorrer el parque a nuestro aire no sabría deciros cual es el precio.

Lo primero que hay que señalar es que el parque nacional discurre junto a la costa, por caminos de tierra y arena, entre playas repletas de palmeras, por lo que es fácil entretenerse e ir haciendo paradas.

Mariposa Morphos cerrada
Algo muy importante que aprendimos en Tortuguero es que cuando se camina entre la selva hay que ir mirando con los oídos, cualquier ruido es señal de que un animal anda cerca, aunque no siempre sea fácil avistarlos. El primer acompañante con el que nos topamos fue con uno inesperado, una ardilla, muy reticente ella a quedarse quieta para salir en las fotos (que poco glamourosa xD). A partir de aquí caminar con mil ojos, monos aulladores, un perezoso (desde muy lejos), un montón de aves y por todo el camino varias veces vimos a la increíble mariposa morphos. La mariposa morphos es una mariposa que cuando abre las alas exhibe su color azul intenso, pero que cuando se posa se intenta camuflar entre la maleza.


Mono cariblanca

Continuando el camino, en un árbol una familia de monos cariblanca nos observa curiosa y la ausencia de personas nos permite acercarnos hasta casi tocarlos (digo casi porque recuerdo que son animales salvajes, y que cuanto menos les molestemos, mejor).

Seguimos el camino a Puerto Vargas y vemos algún que otro basilisco (lagarto muy verde que se camufla fácilmente entre las hojas), más monos, más aves, insectos… con lo que no tuvimos suerte fue con las serpientes.

Tras llegar a Puerto Vargas (5 km desde la salida del parque), optamos por dar media vuelta, es un buen paseo y hemos fichado un par de calitas en las que, a ser posible, darnos un chapuzón, por el camino nos sigue un mapache que devora cangrejos ermitaños junto a nosotros, lo observamos más curioso nosotros a él que él a nosotros y proseguimos camino hasta la zona de playas que hemos visto.

Mapache
Es un sitio espectacular, difícil de describir. Son playas de una naturaleza totalmente salvaje, con las palmeras en la arena casi casi mordiendo la orilla, con cocos flotando en el agua, cangrejos por la arena y nadie, absolutamente nadie a parte de nosotros, parece como si cada cual pudiera elegir la pequeña cala en la que tener su rato de paz. Disfrutamos de nuestro momento frente a la inmensidad del océano, sentados en una palmera, lástima que no nos acompañe un día de cielo azul porque si no sería ya perfecto, aún así, para nosotros esto es el paraíso. Tomamos un refrigerio y decido bañarme en la playa de la entrada del parque ya que el mar está muy revuelto y esa cala no parece segura (si al romper las olas se observa arena en su base quiere decir que hay mucha resaca).

Pequeño pedazo del paraiso
Terminamos el camino de vuelta, bañito incluido tras unas 4 horas entre caminatas, paradas para ver animales, etc. Lo que si recomiendo es tener mucho cuidado con el calzado, yo me detuve un momento en unas rocas a hacer una foto y una ola pasó por encima de mi calzado calándolo, y ya no pude secarlo en todas las vacaciones (menos mal que llevaba unos escarpines y otro calzado).

Tras valorarlo un momento, decidimos que es mejor ir directamente a comer y después ya darse una ducha y tirarse en la hamaca. De día el Ricky´s bar funciona como restaurante y el tranquilo ambiente reggae nos invita a quedarnos. Pedimos 2 cervezas bien frías para comenzar, la carta es la habitual y, aunque no es temporada, consulto si tienen langosta, y bingo! así que sin pensarlo, mientras Mikel opta por un casado con pollo yo pido langosta en salsa de coco (acompañada de patacones y ensalada), aunque la langosta caribeña es algo más pequeña que la que solemos consumir en Europa está realmente espectacular, y además el precio es más que razonable, el casado, la langosta y 4 cervezas nos salen por 21000 c (35€). Buena comida y un ambiente muy muy auténtico, totalmente recomendable.
Langosta en salsa de coco

Tras la comida nos damos una buena ducha y aprovechamos un rato para relajarnos, aunque no lo alargamos mucho ya que queremos aprovechar las horas de luz para dar una vuelta por la zona. Así que tomamos el coche y nos vamos a Puerto Viejo de Talamanca.

La carretera se convierte en un auténtico avispero de ciclistas que van sin ningún control, oscilando de un lado a otro de la carretera, en sentido contrario… el mayor problema que hay es evitar matar a alguien, sobre todo en el tramo entre Hone Creek y Puerto Viejo. Llegamos a Puerto Viejo y aparcamos en el primer sitio que vemos en la calle principal.

Puerto Viejo de Talamanca
Puerto Viejo tiene mucho más ambiente que Cahuita, a pesar de ser un pueblo pequeño también se nota que hay muchos más alojamientos, restaurantes y tiendas. Al final del pueblo hay un pequeño mercado de artesanías y te van ofreciendo hierba cada 4 pasos que das. Tal vez siendo como era temporada baja la zona pueda resultar más atractiva a quien necesite estar rodeado de gente, pero a nosotros nos pareció mucho mejor alojarnos en la tranquila Cahuita, en la que no falta de nada y hay menos jaleo.

Ya anocheciendo terminamos nuestra visita y volvemos a Cahuita, como hace muchísimo calor (y según ellos estamos en invierno) nos tomamos unas cervezas en la terraza del Coco´s bar acompañadas de unos palitos de mozzarella mientras pensamos en qué restaurante cenamos. El día anterior nos llamó la atención la carta del restaurante Roberto, así que nos decidimos por ir allí.

La vida es dura...
El local es de lo más acogedor, es muy amplio, con velas en las mesas, una carta muy variada y un precio asequible aunque un poco más alto que en otros restaurantes. Pedimos como plato un pollo jamaiquino (con pimienta picante) y unos camarones en salsa de coco, unas cervezas para beber y unos flanes de postre (uno de mango y uno de coco), resulta una cena muy agradable (35€).

Volvemos a nuestra cabaña y aprovechamos para escribir postales mientras nos tomamos otra cervecita al calor de la noche (parece mucha cerveza pero es que es beber y sudar), una vez terminada la correspondencia nos marchamos a dormir.

Mono aullador, nuestro
despertador
La lluvia arrecia toda la noche y por la mañana no para, parece que por fin vamos a descubrir lo que significa la temporada de lluvias en Costa Rica. Bajamos al pueblo para sacar dinero del cajero, mandar las postales desde la oficina de correos y desayunar. Nos vamos al Surf Caribbean Food y nos tomamos un casado con huevos y fruta y otro casado con huevos y jamón, todo acompañado de una enorme taza de aromático café costarricense por 6000 c (10€).

La idea principal era ir a visitar el Parque Nacional Gandoca-Manzanillo, que se encuentra justo después de Puerto Viejo, pero el clima está tan desapacible que optamos por algo a puerta cerrada, tomamos el carro y vamos unos kilómetros (10  minutos) en dirección Limón hasta llegar a Aviarios del Sur, el santuario del perezoso (está bien indicado).

Debido al mal tiempo y a que era temporada baja, cuando llegamos se encontraba todo vacío, al llegar nos explicaron que debido a la gran tormenta de la noche anterior, tenían problemas eléctricos y no podían poner el dvd que suelen proyectar y que el paseo en canoa no se podría hacer, por lo tanto, bajo nuestra propia responsabilidad, decidimos aprovechar y al menos aprender sobre las costumbres y la vida de estos peculiares animales.
Bebés perezoso

Acompañados en todo momento por la hija de la regente del santuario, pudimos observar y aprender sobre los bebés y adultos perezosos, su alimentación, sus hábitos, las dificultades por las que pasan para poder cuidarlos correctamente etc. Hay que entender que la mayoría de los animales son huérfanos y/o con algún problema físico y por lo tanto pocos de ellos podrán volver a ser puestos en libertad, de ahí la importancia de la labor que se realiza en el santuario.

Sinceramente creo que si se realiza la visita completa es una muy buena forma de entender el mundo de los perezosos, pero si llueve mucho habrá a quien le resulte un poco pobre, a pesar de ello nosotros disfrutamos y aprendimos mucho, y sobre todo nos sirvió para aprovechar parte de la mañana, que de otra forma habríamos desperdiciado, teniendo a los perezosos para nosotros solitos.


Playa Cocles

Como no para de llover volvemos al pueblo y buscamos un ciber para echar una horita y así tener noticias desde casa y mirar la nada halagüeña predicción del tiempo. Entre unas cosas y otras nos da la hora de comer (y sigue lloviendo y lloviendo) así que nos vamos al Coco´s bar a tomar algo rápido, nos pedimos unas imperiales (como no), unos palitos de mozzarella ya que el día anterior nos habían gustado mucho y pedimos dos platos de chifrijo, que es una especialidad de San José  cuyo nombre viene de dos de sus ingredientes, chicharrones y frijoles, que además trae arroz y nachos y que nos supo de maravilla (todo por 16€).


Tras comer pasamos por el supermercado a por alguna cosilla y volvemos a la cabaña a echar una siestecica, ya que el tiempo invita a poco más. A media tarde parece que la lluvia remite levemente, sigue chispeando pero aún así nos montamos en el coche para, si nos respeta un poco el tiempo, ver playa Cocles y Punta Uva, dos de las playas más conocidas de la zona.

Punta Uva
Estas playas se encuentran junto al Refugio Nacional Gandoca-Manzanillo, poco después de pasar Puerto Viejo. Es una lástima que el tiempo no acompañe porque la zona es preciosa, playas con enormes palmeras y blanca arena. En playa Cocles las olas son un auténtico espectáculo, el mar está embravecido debido a la tormenta y resulta una imagen muy diferente a la que uno espera encontrar en una playa caribeña. En Punta Uva la estampa es parecida, damos un corto paseo por la playa y, tras detenernos un rato a reírnos con un cartel que indica que hay que tener cuidado en el río con los cocodrilos, escrito en pintura rosa sobre una plancha metálica naranja oxidada (como para enterarse uno…) decidimos dar media vuelta y dar por terminadas nuestras expediciones en el Caribe sur.

A la rica Imperial
De vuelta al Alby Lodge paramos en el pueblo para comprar algún recuerdo (interesantes pendientes realizados con coco) y vamos preparando las mochilas y las rutas ya que al día siguiente tenemos 7 horas de carretera hasta nuestro nuevo destino. Dejamos pagada la cabaña y las bebidas que hemos consumido y llueve tanto que para recorrer a penas 500 metros hasta llegar a un restaurante lo hacemos en el 4x4. Ya que es la última noche vamos al Coral Reef, que tiene muy buena pinta, la verdad es que para lo pequeño que es Cahuita tiene buena variedad de locales para comer. Para cenar lo habitual, unas cervezas y Mikel un casado con carne, y para mi pescadito, corvina en salsa especial, todo muy bueno (19€), una pena que la noche estuviera tan horrible ya que el restaurante era muy agradable (aconsejo la parte de arriba).Desistimos de tomarnos una última cerveza y nos vamos a dormir, ya que al día siguiente hay que madrugar.

A las 5 de la mañana ya estamos arriba, tenemos 7 horas de camino y vamos a intentar llegar para la hora de comer, si el tiempo lo permite. Sigue sin parar de llover y no parece que vaya a cambiar en gran parte del trayecto, así que entre agua y nubes negras decimos adiós al Alby Lodge y a Cahuita y ponemos rumbo a La Fortuna de San Carlos, el imponente volcán Arenal nos espera…

2 comentarios:

  1. Hola tengo una pregunta espero me puedan apoyar, pues eh estado alisando su blog y esta supero completo el mes de abril pienso ir a Costa Rica y mas o menos seguir su ruta, con la gran diferencia que nosotros llevamos solo 10 días, la pregunta es ¿De Cahuita a Fortuna de San Carlos (7 horas), se pasa por Puerto Viejo? gracias

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    1. Hola Marco! En Costa Rica hay 2 Puerto Viejos, uno es el de Talamanca, en el caribe, que está justo al lado de Cahuita (unos 10 minutos en coche) y otro por el que se pasa de camino a La Fortuna es Puerto Viejo de Sarapiquí, que está en el interior y a mitad de camino entre Cahuita y La Fortuna, si te refieres al primero lo ideal es visitarlo aprovechando una tarde si te alojas en Cahuita, ya que puedes aprovechar para ir por la mañana al parque nacional, a la reserva Gandoca Manzanillo o al jaguar rescue center (yo no lo visité cuando fui pero tiene muy buenas referencias), el segundo es un buen lugar para practicar rafting, pero poco más conozco.
      Un saludo.

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