Amanecemos temprano (sobre las 6:30) para despedirnos de Manuel Antonio, antes de ir a San José visitaremos el volcán Poás y las recomendaciones son de ir lo más temprano posible ya que después se suele cubrir de nubes, por lo tanto marchamos del hostel sin tomar el desayuno, ya pararemos más tarde.
Nuevamente tomamos la carretera del Pacífico (ruta 34), en mucho mejor estado que las del centro y el Caribe, al llegar a la altura de Orotina tomamos la 27 en dirección Alajuela. Paramos a tomar algo para desayunar en este tramo en un local frecuentado por bomberos, policías y otros lugareños, tomamos unos gallos pintos y continuamos tratando de llegar al volcán para las 10 de la mañana. El camino una vez que se toma el desvío antes de Alajuela se vuelve un poco tedioso, es una ascensión con muchas curvas y se alarga durante prácticamente una hora, la carretera está en un estado regular, pero la visibilidad no es la mejor y si te toca alguien lento se vuelve interminable.
Crater Volcán Poás |
Finalmente, tras una ascensión eterna llegamos poco después de las 10 a la entrada del Parque Nacional Volcán Poás, abonamos algo menos de 20 € por las dos entradas y el estacionamiento y nos adentramos en el parque.
El cráter del volcán se encuentra a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, por lo que se suele recomendar llevar algo de ropa de abrigo para prevenir, en nuestro caso la temperatura era idónea para ir en manga corta, pero nunca se sabe.
Si bien de camino al volcán el día parecía despejado, al llegar ya vimos que se iba a cumplir el peor de
nuestros presagios, el cráter estaba cubierto de una densa niebla. A pesar de ello tomamos el camino que lleva al mirador del cráter.
nuestros presagios, el cráter estaba cubierto de una densa niebla. A pesar de ello tomamos el camino que lleva al mirador del cráter.
Tras unos 20 minutos de caminata llegamos al mirador, el mayor atractivo de este volcán es que posee uno de los mayores cráteres del mundo, 300 metros de profundidad y 1.7 kilómetros de diámetro, y cuando el tiempo acompaña se puede disfrutar de unas impresionantes vistas de su laguna central. Nuestro problema fue que al llegar no se veía absolutamente nada, la niebla se quedaba dentro del cráter y hacía imposible distinguir la laguna central, ni tan siquiera las paredes del cráter.
Laguna y fumarolas |
Lo bueno de informarse antes de ir a los sitios es que te puedes encontrar con gratas sorpresas, si bien la niebla cubría el cráter por completo, si se sabe esperar de repente la vista se despeja, dejando a la vista la laguna y varias fumarolas, aunque luego en un minuto se vuelva a cubrir. Había gente que llegaba, veía la niebla y se daba media vuelta, si se visita este volcán y uno se encuentra con niebla recomiendo tener un poco de paciencia, al final se obtiene la recompensa.
Aunque el Parque Nacional dispone de varios itinerarios y rutas para caminar, debemos llegar a San José entre la 1 y las 2, ya que debemos devolver el coche de alquiler, así que con pena damos media vuelta y emprendemos nuestro último tramo de viaje.
En la bajada desde el volcán hasta Alajuela existen muchísimos puestos de venta de fresas cultivadas en tierra volcánica (muy fértil), yo aconsejo parar en cualquiera y comprar una caja para el camino. Eso sí, a pesar de que nosotros no lo hicimos, aconsejo pasarlas por agua antes de comerlas, pero la verdad es que están buenísimas.
Comiendo fresas llegamos al último tramo de carretera, que es la poco más de media hora que separa Alajuela de San José, y que es, sin lugar a dudas, y a pesar de San Miguel de Tucumán, el mayor caos circulatorio que he visto en mi vida. Si se recorre este tramo en hora punta, lo que fue nuestro caso, recomiendo tomárselo con filosofía y poner mil ojos en la carretera, te puedes llegar a encontrar entre dos camiones viendo como te adelanta haciendo eses un carrito de los helados, para mear y no echar gota.
Tras un estresante tramo de carretera llegamos al Barceló San José Palacio, donde tenemos reservada la última noche. Hacemos rápidamente el check in y bajamos a esperar a que lleguen los del alquiler de coches, que llegan algo tarde, aunque afortunadamente la entrega de nuestro amado 4x4 no se demora más de 10 minutos.
En el hotel siempre suele haber algún taxi en la entrada, así que tomamos uno y le pedimos que nos lleve al centro para comer algo y dar una vuelta por la capital.
Teatro Nacional |
Si soy sincero os puedo decir que San José nos pareció una ciudad total y absolutamente prescindidle en un viaje a Costa Rica. Con una población de millón y medio de habitantes (2.5 si contamos el área metropolitana), su centro se convierte en una marabunta de gente sin mucho atractivo.
Caminando por su avenida central uno puede llegar a edificios de interés como el Teatro Nacional o el Teatro Popular Melico Salazar, o con la catedral y la escultura del Papa Juan Pablo II. Tras un vistazo rápido de la zona centro, decidimos parar a comer en la casona típica, restaurante situado en la avenida segunda.
La casona típica es un amplio local con un ambiente auténticamente tico, el servicio es rápido y muy correcto. Tomamos un arroz con pollo y un casado “la casona típica” (de cerdo) con unas imperiales, la verdad es que la comida estuvo bien y la situación del local es perfecta para quien se encuentre recorriendo el centro de la ciudad.
La casona tipica |
Con la panza llena continuamos dando una vuelta por el centro de San José, entramos en su mercado central, este mercado no tiene nada de otro mundo, pero los mercados suelen ser siempre sitios que merecen una visitilla. Tras el mercado nos dirigimos a La Casona , o Mercado de artesanías, que nos han recomendado si queremos comprar alguna cosa y no la hemos encontrado. Lo cierto es que ya vamos cargados de todo aquello que nos podía interesar, pero la curiosidad nos mueve y entramos a ver que encontramos. Es un local enorme en el que hay un montón de puestos de souvenirs, la verdad es que los dependientes te atosigan y no te dejan mirar nada tranquilo. En mi opinión si se pasa por Monteverde es mejor comprar allí, pero si hay cualquier cosa que se te haya olvidado este lugar es un salvavidas (aunque incluso en el aeropuerto se pueden comprar cosillas).
Mercado central San José |
Tras el paseo decidimos volver al hotel y pasar una tarde de relax, darnos una duchita tomar alguna cerveza y cenarnos unas hamburguesas con unas cervezas. Por la noche ver un poco la caja tonta y dormir sin prisa por levantarnos.
La última mañana en Costa Rica nos levantamos sin prisas, bajamos al desayuno buffet del hotel y nos damos un homenaje de los épicos, la variedad es muy grande y hay que aprovechar para tomar frutas y otros alimentos que tal vez no puedan disfrutar nuestros paladares.
Iglesia La Dolorosa |
Tras el desayuno nos tomamos un taxi y nos vamos a San José con la intención de visitar una tienda de artesanías que nos han recomendado. Cuando llegamos está cerrada así que nos damos una vuelta por la zona, bastante alejada del centro, aprovechamos para tomarnos unos cafés y visitar la iglesia de la Dolorosa (sin nada especial). Volvemos al local una vez se supone que han abierto pero se mantiene cerrado, así que finalmente desistimos y nos volvemos al hotel, donde lo tenemos todo preparado para hacer el check out y marchar hacia el aeropuerto.
Una vez en el aeropuerto lo primero es pagar el impuesto de salida de Costa Rica, es muy importante llevar dinero porque cualquier visitante que abandone el país debe abonar unos 28 dólares en concepto de tasas.
Una vez abonado, la facturación la realizamos muy rápidamente, el aeropuerto de San José no es muy grande y no da problemas. Comemos algo, pasamos por última vez por una tienda de souvenirs y sobre las 16:00 embarcamos en el avión, con 15 horas de viaje por delante y diciendo adiós a un país que nos ha dejado una impresión maravillosa. Pura vida!
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