miércoles, 2 de enero de 2013

Costa Rica 2012: LLegada a San José

Miércoles 6 de junio, prácticamente no ha amanecido en Bilbao y Mikel y yo ya parecemos dos caracoles mientras nos llevan al aeropuerto, en el aire, esa mezcla de sueño, emoción y pereza ante el trayecto en avión que nos separa de San José, capital de Costa Rica. Nuestro vuelo sale desde Loiu hacia la T4 de Madrid a las 8:40, así que facturamos nuestras enormes mochilas y tras un cafecito nos vamos a la zona de embarque, para las 9:45 estamos en Madrid y como tenemos algo más de dos horas procedemos a esa más que terrible tradición de hacer un desayuno en el Mc Donalds del aeropuerto, ni es nutritivo, ni sano, ni nada, pero nuestra estupidez no tiene límites, y las tradiciones están para cumplirlas.

A las 12 del mediodía estamos a bordo del avión, el mismo no está muy lleno y esta vez hemos conseguido por fin que nuestros asientos estén junto a la salida de emergencia, por lo que podremos pasar las 11 horas de vuelo con más comodidades que en otras ocasiones. El vuelo es un poco lo de siempre, 11 horas de sopor que hay que llevar como se puede, porque lejos de colaborar parece que Iberia se divierte reduciendo de 3 a 2 las películas que se ponen, y esto realizando el viaje de día obliga a echar mano de revistas, libros y cualquier cosa que tengas a mano.


Alas 15:05 tomamos suelo costarricense, en nuestro pequeño destino centroamericano la diferencia horaria es de 8 horas en nuestro verano, así que desde que salimos de Madrid hemos puesto nuestros relojes en hora de destino y tratado de ajustarnos lo máximo posible al horario que se supone deberíamos llevar para evitarnos el jet lag, ya que 8 horas son, sin duda, muchas de diferencia.

Tras las habituales pérdidas de tiempo en la aduana (tampoco exageradas) y recogiendo el equipaje, sobre las 15:30, y tras sacar unos colones en el cajero del aeropuerto, salimos del aeropuerto. Para los fumadores, es importante decirles que en Costa Rica encontrarán complicaciones para dar rienda suelta a sus vicios, en
el aeropuerto, sin ir más lejos, nos hacen alejarnos 25 metros de la salida para que Mikel se pueda fumar un cigarro.

Una vez quitado el mono y superado el primer contacto con las temperaturas y la humedad local (a pesar de que ellos dicen estar en “invierno”) tomamos un taxi y nos dirigimos a nuestro hotel, el Barceló San José Palacio, el trayecto nos lleva algo más de 20 minutos y el precio es de algo menos de 20 dólares (15 euros), la primera impresión es la de una ciudad ajetreada y con demasiado tráfico para su población.

A la hora de visitar Costa Rica, es muy habitual que se aconseje alquilar un coche y realizar un pequeño trayecto hacia la zona de Alajuela o el volcán Poás, para avanzar algo y porque San José (como explicaré en el post correspondiente) no tiene un atractivo especial. En nuestro caso la idea era comenzar el viaje por Tortuguero y lo tenemos contratado con una agencia, así que el punto de partida más lógico es San José. Además, debo decir que no es que me entusiasme la hora de alquilar un coche y enfrentarme con las carreteras y, sobre todo, los conductores locales tras 15 horas de viaje en avión, y teniendo en cuenta que realmente es media tarde del día en el que has salido (aunque para nosotros sea media noche) nos resulta muchísimo más productivo tener un buen descanso y comenzar ya a mil por hora desde el día siguiente, aunque en esto, como con todo, para gustos los colores.

A la hora de elegir alojamiento en la capital decidimos apostar sobre seguro, si bien sabemos que dependiendo del país a los hoteles se les van cayendo las estrellas, optamos por alojarnos en el Barceló San José Palacio, de 5 estrellas. Nuestra elección se debe a que la relación calidad precio nos parece excelente y a que pertenece a una cadena que nos da confianza, y San José no es precisamente el mejor sitio para jugársela de Costa Rica. En el Barceló reservamos tanto la primera como la última noche del viaje, el precio que pagamos es de 80 euros por una habitación doble con desayuno buffet incluido (40 euros por persona), un precio competitivo incluso con otros hoteles de 3 estrellas de la zona.

A nuestra llegada al hotel el trato muy correcto, un mozo se encarga de nuestros equipajes mientras realizamos el check in y en 5 minutos ya estamos en nuestras habitaciones. En mi caso es la primera vez que me alojo en un 5 estrellas, así que la crítica la haré como hotel de 5 estrellas (ya sabéis que puedo estar encantado con un albergue en habitación compartida, pero a cada cosa hay que juzgarla por lo que es).

Cuando dije que quería apostar sobre seguro era porque sabía que era difícil equivocarse con este hotel, las habitaciones muy correctas, con camas amplias, el baño bien pero necesitado de una mano de pintura y mejor iluminación, un poco cutre. En cuanto a las instalaciones las esperables, piscinas, bares, restaurantes (incluso uno japonés) casino… mucho extra que da valor añadido al hotel, pero fallos en lo básico. Si se quiere Internet hay que abonar 12 $ por día, cosa que es inaceptable en un país en el que hay wifi gratuita hasta en el último bar del pueblo más remoto, los restaurantes muy muy caros (por el precio puedes tomar un taxi al centro de San José, cenar tranquilamente en un restaurante y volver en otro taxi), en fin, pequeños detalles a mejorar, porque en definitiva nuestra estancia fue agradable.

Una vez dejamos las cosas nos damos un pequeño paseo para estirar las piernas, primero damos una vuelta por el hotel, por la piscina, por los jardines, desde YA embadurnados con el repelente de mosquitos, de verdad que es importante. Como se nos hace corto damos una vuelta por la zona, aunque el hotel está alejado del centro de la ciudad y es muy complicado ir andando, por lo que simplemente paseamos por el barrio y volvemos para tomarnos nuestra primera imperial, la cerveza del país.
Hotel Barceló San José Palacio

Volvemos a la habitación y tenemos un sobre que han dejado de Asuaire, la agencia con la que hemos contratado el alquiler del coche y el tour de 3 días en Tortuguero, en la nota nos señalan que pasarán a recogernos el día siguiente a las 6 de la mañana, sí, habéis leído bien, a las 6, y más nos vale ir acostumbrándonos a estos horarios…

Tras remolonear un poco en la habitación y darnos una buena ducha nos decidimos a cenar algo, desechamos la idea de la cena en los restaurantes del hotel y pedimos algo en el bar, tienen hamburguesas y platos de comida rápida (aros de cebolla, nachos, fingers de pollo, etc.) así que nos pedimos un plato que tiene variedad de fritos para los dos con un buen licuado de frutas, consultamos en el hotel y nos indican que el desayuno se ofrece a partir de las 5 de la mañana, cosa que no es habitual, pero que es una gran ventaja ya que quien contrate un tour raramente se marchará más tarde de las 6, nos subimos a la habitación, dejamos preparada la ropa del día siguiente y ponemos los despertadores a las 5 para tener tiempo de desayunar. A las 10 de la noche estamos sumidos en un profundo sueño…

A pesar del madrugón, nos despertamos a las 5 tras un muy buen descanso, nos preparamos y bajamos al restaurante a disfrutar de nuestro primer contacto real con la comida costarricense. Nada mejor para comenzar el día con fuerza que unos buenos frijoles con arroz, el famoso “gallo pinto” que se suele tomar para desayunar, y que es realmente potente. Además del gallo pinto, una buena variedad de frutas, piña, mango, plátanos… y de zumos, algunos muy exóticos para nosotros, zumo de cas, de guanábana, etc. el primer día todo suena rarísimo pero en nada uno se acostumbra a estos exóticos y dulces sabores. Con las pilas muy cargadas cogemos nuestras cosas y a las 6 estamos en el hall del hotel, donde ya nos esperan, ahora sí que sí, comienza lo bueno…

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