miércoles, 17 de julio de 2013

Oporto en dos días: encanto a orillas del Duero

Si hay una ciudad en Portugal de desprende una mezcla de encanto y melancolía, esa es sin duda Oporto. He tenido la suerte de visitarla en dos ocasiones, y aunque en ambas he disfrutado de más tiempo que un par de días, creo que la mejor forma de degustarla es con un plan de dos días, y si después se dispone de más tiempo dedicarlo a lo que a cada cual más le haya gustado o a visitar ciudades cercanas como Braga o Aveiro (muy accesibles en tren).

Si se viaja en coche desde Bilbao (como es mi caso), Oporto se encuentra a unas 7 horas de trayecto, si es nuestro caso lo más importante es indicar que en Oporto hay que pagar por el estacionamiento, así que o bien deberemos dejar el vehículo en nuestro alojamiento o bien deberemos buscar un parking cercano. Oporto es una buena ciudad para caminar y además dispone de metro para los más vagos, así que es mejor olvidarse del coche y dejarse llevar.

Alojamiento: para gustos los colores… pero debo dejar constancia de que los albergues, en Portugal, son de un nivel inigualable, totalmente recomendable el Gallery Hostel, mejor que muchos hoteles en los que he estado, limpio, nuevo, con exposiciones de arte en su interior, un moderno bar, muy buen desayuno, agradables zonas comunes y un personal encantador.

Gastronomía: Buena variedad de productos y a muy buen precio, en cuanto a pescados destaca el bacalao y en cuanto a platos típicos de la ciudad la francesinha, un sándwich que deja sin aliento y que es el plato de Oporto por excelencia, aunque también hay que resaltar las “tripas” un plato de callos o similares con legumbre, de hecho, los habitantes de Oporto son conocidos como tripeiros. Si he de recomendar un par de restaurantes, destacaré Brassa dos Leoes y O Assador Tipico (para carnes, el primero muy buen precio y el segundo muy buena calidad), y para comer pescado Adega San Nicolau, en la ribera del Duero, es pequeñito así que es recomendable reservar, pero se come realmente bien.

Francesinha
Consejo: en Portugal es muy típico sacar entrantes a los comensales sin que se pidan, esto no es una cortesía de la casa, si se comen se cobran, así que si no se desea lo que a uno le sirven, lo mejor es pedir que lo retiren.

Mención a parte merecen los vinos, tanto los vinhos verdes como el fantástico vino de Oporto merecen no solo una buena degustación sino un buen hueco en la maleta.

Suponiendo que vayamos en coche y dediquemos un día a viajar tranquilamente, mi recomendación es que si queda un rato por la tarde se haga una primer
a toma de contacto con la ciudad sin más pretensiones que familiarizarse con sus calles, plazas, etc. La primera impresión que puede dar Oporto es la de ser una ciudad muy descuidada, gris, anclada en los año 60,

pero en cuanto el viajero se deja llevar y se sumerge en sus callejuelas no tarda en rendirse al melancólico encanto de esta ciudad.

Eso sí, si hay algo fundamental en Oporto es tener un plano para ir descubriendo sus rincones.

Día 1: El Duero, puentes, bodegas y más

Calls de la Ribera
Para el primer día, tras un desayuno en condiciones, lo más recomendable es bajar caminando hasta la zona de la Ribera del Duero, esta zona, plagada de restaurantes, es una tranquila zona por la que se puede pasear y en la que, si se va a comer o cenar, es conveniente mirar con calma los precios, ya que algunos de sus locales tienen precios más elevados debido a ser la zona más turística, aunque no es la tónica general.


Ya en la Ribera,  se puede observar que hay varios barcos estacionados que realizan recorridos por el río. Sus horarios suelen ser de 10 a 18:30 cada media hora y recomiendo comprar el billete una vez allí, ya que dependiendo de las condiciones climatológicas puede que no se pueda realizar el recorrido. En este punto, contratamos el crucero de los puentes, de una hora aproximada de duración y un coste de unos 10 € por persona. En este recorrido disfrutaremos de un agradable paseo por el Duero y disfrutaremos de fantásticas vistas de la ciudad y de sus increíbles puentes.
Ponte Luis I

Terminado el recorrido, mi consejo es bajarse en la otra orilla del río, en Vilanova de Gaia, ya que es aquí donde se encuentran las bodegas del afamado vino de Oporto. Aquí se localizan fácilmente las distintas bodegas, visitables en su práctica totalidad. En realidad son todas similares, así que por mencionar una con un toque especial, podéis visitar Sandeman, consultando en la entrada a que hora hay visitas en castellano (son muy habituales). Nuestro guía a través de estas bodegas será el Don, con su capa portuguesa y su sombrero andaluz, que nos explicará todo el proceso de creación del famoso caldo. El precio de la visita es de 4,50 € e incluye una cata de dos vinos.

Bodegas Sandeman
Consejo: si se dispone de más días, o si se es un fanático del vino de Oporto, se pueden visitar más bodegas, pero realmente son todas muy similares, así que con visitar una se va servido.

Una vez visitada la bodega, lo ideal es cruzar el Duero a pie por el majestuoso Ponte Luis I y buscar un restaurante que nos agrade para comer por la ribera. Tras la comida, y con el est´mago lleno, suele costar arrancar, por lo que lo mejor es que vayamos nuevamente hasta el puente y allí tomemos el Funicular dos Guindais, hay a quien le encanta montar y a quien le deja indiferente, aunque yo soy de los segundos reconozco que por 1,80 euros te sube hasta la catedral ahorrando bastante tiempo, así que más allá del interés turístico lo cierto es que es bastante útil.

Iglesia Santa Clara
Una vez arriba, nos dirigiremos a la plaza de la catedral pasando primeramente por la iglesia de Santa Clara, una joya escondida que los visitantes suelen pasar por alto y cuyo interior merece la pena ver. Tras ver la iglesia de Santa Clara, llegamos a la Catedral. Hay que decir que lo mejor de la catedral en sí son las vistas panorámicas que se pueden disfrutar. En cuanto a la catedral decir que es una iglesia bastante menos recargada que otras que encontramos en la ciudad, lo que le da una sensación de mayor amplitud.

Tras visitar la catedral continuamos con las panorámicas, cruzaremos la ciudad hasta llegar a la Torre de los Clérigos. La experiencia personal me dice que la mejor hora para visitar la torre es la primera de la tarde, ya que así evitamos la saturación de visitantes de las mañanas. Si bien la iglesia es de acceso gratuito, para subir a lo alto de la torre deberemos abonar una entrada de 2 € y, lo peor (o lo mejor según se mire) subir los más de 200 escalones de su escalera de caracol. Una vez arriba, las vistas son excepcionales, una panorámica de 360º sobre la ciudad que queda grabada en la retina.

Catedral
Una vez hemos descendido, una de las cosas que podemos hacer es comprar vino en alguna de las muchas tiendas de licores que rodean la torre, sus precios suelen ser bastante buenos y aconsejan al visitante realmente bien sobre el producto que más le conviene. Como curiosidad, en Portugal hay un licor que se llama licor de merda, que a nosotros por el nombre nos llama mucho la atención, y que está realmente bueno.

Como última visita del día, y para terminar con el castigo que le estamos dando a nuestras piernas, vamos a visitar el Museo Nacional de Soares dos Reis. La entrada para acceder al museo es de 5 € (si se va antes que a la torre, después te descuentan un euro en esta última, así que se puede alterar el orden). Las obras de este museo están distribuidas en 3 plantas, y destaca de forma grata su colección de pinturas naturalista y románticas. Además de la pintura también podemos observar escultura, joyas, etc. que completan una visita muy agradable, si alguna pega se puede poner, tal vez sea que el mantenimiento del museo no es todo lo bueno que debiera.
Panoramica Oporto

Con esto termina el plan de visitas del primer día, tras esto, una buena cena, una buena copa, y un buen descanso, ya que los pies aún se enfrentarán a otro día de caminatas.






Día 2: Callejeando Oporto

Mercado Bolhao
Si un lugar toma la temperatura como ningún otro a las ciudades y a su ritmo de vida, este lugar es el mercado, que mejor lugar entonces para comenzar nuestro segundo día en Oporto, que visitando el Mercado Bolhao. Como en cualquier mercado, la mejor hora, y la de más vida, es la primera de la mañana. En este mercado se pueden comprar frutas, verduras, quesos, incluso animales vivos.

Tras la visita al mercado merece la pena entrar en A Perola do Bolhao, justo fuera, una tienda de comestibles realmente peculiar en la que comprar producto típicos portugueses.

Sao Bento
Desde aquí el mejor recorrido a pie es descender hasta la estación de Sao Bento, que es la principal estación de ferrocarril de Oporto y cuyos murales de azulejo azul son bastante impresionantes.

Desde la estación, nos dirigiremos a una de las visitas más curiosas de la ciudad, la librería Lello e Irmao, calificada como una de las más bellas del mundo, y que ha sido escenario de algunas escenas de la saga de Harry Potter. Hay que indicar que suele haber cola para entrar y que no permiten hacer fotografías dentro, yo tuve la suerte de ir hace varios años, cuando aún no era un reclamo turístico, y la verdad es que es un local muy auténtico.

Lello e Irmao
Tras visitar la librería volvemos a bajar en dirección a la ribera, pasando junto al Palacio de la Bolsa (y quien lo desee visitándolo) junto al cual se encuentra la Iglesia de San Francisco, en mi opinión una de las visitas más interesantes de la ciudad. El precio de la visita es de 3,50 € e incluye la visita a la iglesia y a las catacumbas. En cuanto a las catacumbas hay que decir que son un lugar realmente curioso, se observan enormes osarios y tumbas, aconsejable si no eres muy susceptible a la muerte. En lo que respecta a la iglesia, decir que es impactante, un auténtico espectáculo para la vista, los retablos, los interiores, imprescindible verla.

Al salir de la iglesia podemos observar el pintoresco tranvía que sigue funcionando en la ciudad y podemos ir paseando por la ribera para comer en algún sitio.
San Francisco

Para la segunda tarde, ya hartos de caminar tan sólo nos queda de disfrutar de las calles de la ciudad y de sus bares y cafés no antes sin aconsejaros un último lugar.

Si eres amante de la fotografía, no puedes perderte el centro portugués de fotografía, situado junto a la torre de los clérigos. La entrada es gratuita y el edificio es una antigua prisión, en este centro se pude disfrutar de exposiciones fotográficas de gran calidad y de exposiciones de máquinas fotográficas, historia de la fotografía, etc. A mi personalmente me encantó.



Bien es cierto que quedan lugares pon mencionar, la plaza de la universidad, la trinidade, el jardín del palacio de cristal, pero eso ya queda al gusto del viajero, tampoco se puede destripar una ciudad en un solo post. Eso sí, una cosa está clara, quien va a Oporto, repite.


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