Si hay una ciudad en Portugal de
desprende una mezcla de encanto y melancolía, esa es sin duda Oporto. He tenido
la suerte de visitarla en dos ocasiones, y aunque en ambas he disfrutado de más
tiempo que un par de días, creo que la mejor forma de degustarla es con un plan
de dos días, y si después se dispone de más tiempo dedicarlo a lo que a cada
cual más le haya gustado o a visitar ciudades cercanas como Braga o Aveiro (muy
accesibles en tren).
Si se viaja en coche desde Bilbao
(como es mi caso), Oporto se encuentra a unas 7 horas de trayecto, si es
nuestro caso lo más importante es indicar que en Oporto hay que pagar por el
estacionamiento, así que o bien deberemos dejar el vehículo en nuestro
alojamiento o bien deberemos buscar un parking cercano. Oporto es una buena
ciudad para caminar y además dispone de metro para los más vagos, así que es
mejor olvidarse del coche y dejarse llevar.
Alojamiento: para gustos los colores… pero debo dejar constancia de
que los albergues, en Portugal, son de un nivel inigualable, totalmente
recomendable el Gallery Hostel, mejor que muchos hoteles en los que he estado,
limpio, nuevo, con exposiciones de arte en su interior, un moderno bar, muy
buen desayuno, agradables zonas comunes y un personal encantador.
Gastronomía: Buena variedad de productos y a muy buen precio, en
cuanto a pescados destaca el bacalao y en cuanto a platos típicos de la ciudad
la francesinha, un sándwich que deja sin aliento y que es el plato de Oporto
por excelencia, aunque también hay que resaltar las “tripas” un plato de callos
o similares con legumbre, de hecho, los habitantes de Oporto son conocidos como
tripeiros. Si he de recomendar un par de restaurantes, destacaré Brassa dos
Leoes y O Assador Tipico (para carnes, el primero muy buen precio y el segundo
muy buena calidad), y para comer pescado Adega San Nicolau, en la ribera del
Duero, es pequeñito así que es recomendable reservar, pero se come realmente
bien.
Francesinha |
Consejo: en Portugal es muy típico sacar entrantes a los comensales
sin que se pidan, esto no es una cortesía de la casa, si se comen se cobran,
así que si no se desea lo que a uno le sirven, lo mejor es pedir que lo
retiren.
Mención a parte merecen los
vinos, tanto los vinhos verdes como el fantástico vino de Oporto merecen no solo
una buena degustación sino un buen hueco en la maleta.
Suponiendo que vayamos en coche y
dediquemos un día a viajar tranquilamente, mi recomendación es que si queda un
rato por la tarde se haga una primer
a toma de contacto con la ciudad sin más pretensiones que familiarizarse con sus calles, plazas, etc. La primera impresión que puede dar Oporto es la de ser una ciudad muy descuidada, gris, anclada en los año 60,
pero en cuanto el viajero se deja llevar y se sumerge en sus callejuelas no tarda en rendirse al melancólico encanto de esta ciudad.
a toma de contacto con la ciudad sin más pretensiones que familiarizarse con sus calles, plazas, etc. La primera impresión que puede dar Oporto es la de ser una ciudad muy descuidada, gris, anclada en los año 60,
pero en cuanto el viajero se deja llevar y se sumerge en sus callejuelas no tarda en rendirse al melancólico encanto de esta ciudad.
Eso sí, si hay algo fundamental
en Oporto es tener un plano para ir descubriendo sus rincones.
Día 1: El Duero, puentes, bodegas y más
Calls de la Ribera |
Para el primer día, tras un
desayuno en condiciones, lo más recomendable es bajar caminando hasta la zona
de la Ribera
del Duero, esta zona, plagada de restaurantes, es una tranquila zona por la que
se puede pasear y en la que, si se va a comer o cenar, es conveniente mirar con
calma los precios, ya que algunos de sus locales tienen precios más elevados
debido a ser la zona más turística, aunque no es la tónica general.
Ya en la Ribera , se puede observar que hay varios barcos
estacionados que realizan recorridos por el río. Sus horarios suelen ser de 10 a 18:30 cada media hora y
recomiendo comprar el billete una vez allí, ya que dependiendo de las
condiciones climatológicas puede que no se pueda realizar el recorrido. En este
punto, contratamos el crucero de los puentes, de una hora aproximada de
duración y un coste de unos 10 € por persona. En este recorrido disfrutaremos
de un agradable paseo por el Duero y disfrutaremos de fantásticas vistas de la
ciudad y de sus increíbles puentes.
Ponte Luis I |
Terminado el recorrido, mi
consejo es bajarse en la otra orilla del río, en Vilanova de Gaia, ya que es aquí
donde se encuentran las bodegas del afamado vino de Oporto. Aquí se localizan fácilmente
las distintas bodegas, visitables en su práctica totalidad. En realidad son
todas similares, así que por mencionar una con un toque especial, podéis
visitar Sandeman, consultando en la entrada a que hora hay visitas en
castellano (son muy habituales). Nuestro guía a través de estas bodegas será el
Don, con su capa portuguesa y su sombrero andaluz, que nos explicará todo el
proceso de creación del famoso caldo. El precio de la visita es de 4,50 € e
incluye una cata de dos vinos.
Bodegas Sandeman |
Consejo: si se dispone de más días, o si se es un fanático del vino
de Oporto, se pueden visitar más bodegas, pero realmente son todas muy
similares, así que con visitar una se va servido.
Una vez visitada la bodega, lo
ideal es cruzar el Duero a pie por el majestuoso Ponte Luis I y buscar un
restaurante que nos agrade para comer por la ribera. Tras la comida, y con el
est´mago lleno, suele costar arrancar, por lo que lo mejor es que vayamos
nuevamente hasta el puente y allí tomemos el Funicular dos Guindais, hay a
quien le encanta montar y a quien le deja indiferente, aunque yo soy de los
segundos reconozco que por 1,80 euros te sube hasta la catedral ahorrando
bastante tiempo, así que más allá del interés turístico lo cierto es que es
bastante útil.
Iglesia Santa Clara |
Una vez arriba, nos dirigiremos a
la plaza de la catedral pasando primeramente por la iglesia de Santa Clara, una
joya escondida que los visitantes suelen pasar por alto y cuyo interior merece
la pena ver. Tras ver la iglesia de Santa Clara, llegamos a la Catedral. Hay que decir que lo
mejor de la catedral en sí son las vistas panorámicas que se pueden disfrutar.
En cuanto a la catedral decir que es una iglesia bastante menos recargada que
otras que encontramos en la ciudad, lo que le da una sensación de mayor
amplitud.
Tras visitar la catedral
continuamos con las panorámicas, cruzaremos la ciudad hasta llegar a la Torre de los Clérigos. La
experiencia personal me dice que la mejor hora para visitar la torre es la
primera de la tarde, ya que así evitamos la saturación de visitantes de las
mañanas. Si bien la iglesia es de acceso gratuito, para subir a lo alto de la
torre deberemos abonar una entrada de 2 € y, lo peor (o lo mejor según se mire)
subir los más de 200 escalones de su escalera de caracol. Una vez arriba, las
vistas son excepcionales, una panorámica de 360º sobre la ciudad que queda
grabada en la retina.
Catedral |
Una vez hemos descendido, una de
las cosas que podemos hacer es comprar vino en alguna de las muchas tiendas de
licores que rodean la torre, sus precios suelen ser bastante buenos y aconsejan
al visitante realmente bien sobre el producto que más le conviene. Como
curiosidad, en Portugal hay un licor que se llama licor de merda, que a
nosotros por el nombre nos llama mucho la atención, y que está realmente bueno.
Como última visita del día, y
para terminar con el castigo que le estamos dando a nuestras piernas, vamos a
visitar el Museo Nacional de Soares dos Reis. La entrada para acceder al museo
es de 5 € (si se va antes que a la torre, después te descuentan un euro en esta
última, así que se puede alterar el orden). Las obras de este museo están
distribuidas en 3 plantas, y destaca de forma grata su colección de pinturas
naturalista y románticas. Además de la pintura también podemos observar
escultura, joyas, etc. que completan una visita muy agradable, si alguna pega
se puede poner, tal vez sea que el mantenimiento del museo no es todo lo bueno que
debiera.
Panoramica Oporto |
Con esto termina el plan de
visitas del primer día, tras esto, una buena cena, una buena copa, y un buen
descanso, ya que los pies aún se enfrentarán a otro día de caminatas.
Día 2: Callejeando Oporto
Mercado Bolhao |
Si un lugar toma la temperatura
como ningún otro a las ciudades y a su ritmo de vida, este lugar es el mercado,
que mejor lugar entonces para comenzar nuestro segundo día en Oporto, que
visitando el Mercado Bolhao. Como en cualquier mercado, la mejor hora, y la de
más vida, es la primera de la mañana. En este mercado se pueden comprar frutas,
verduras, quesos, incluso animales vivos.
Tras la visita al mercado merece
la pena entrar en A Perola do Bolhao, justo fuera, una tienda de comestibles
realmente peculiar en la que comprar producto típicos portugueses.
Sao Bento |
Desde aquí el mejor recorrido a
pie es descender hasta la estación de Sao Bento, que es la principal estación
de ferrocarril de Oporto y cuyos murales de azulejo azul son bastante
impresionantes.
Desde la estación, nos
dirigiremos a una de las visitas más curiosas de la ciudad, la librería Lello e
Irmao, calificada como una de las más bellas del mundo, y que ha sido escenario
de algunas escenas de la saga de Harry Potter. Hay que indicar que suele haber
cola para entrar y que no permiten hacer fotografías dentro, yo tuve la suerte
de ir hace varios años, cuando aún no era un reclamo turístico, y la verdad es
que es un local muy auténtico.
Lello e Irmao |
Tras visitar la librería volvemos
a bajar en dirección a la ribera, pasando junto al Palacio de la Bolsa (y quien lo desee
visitándolo) junto al cual se encuentra la Iglesia de San Francisco, en mi opinión una de
las visitas más interesantes de la ciudad. El precio de la visita es de 3,50 €
e incluye la visita a la iglesia y a las catacumbas. En cuanto a las catacumbas
hay que decir que son un lugar realmente curioso, se observan enormes osarios y
tumbas, aconsejable si no eres muy susceptible a la muerte. En lo que respecta
a la iglesia, decir que es impactante, un auténtico espectáculo para la vista,
los retablos, los interiores, imprescindible verla.
Al salir de la iglesia podemos
observar el pintoresco tranvía que sigue funcionando en la ciudad y podemos ir
paseando por la ribera para comer en algún sitio.
San Francisco |
Para la segunda tarde, ya hartos
de caminar tan sólo nos queda de disfrutar de las calles de la ciudad y de sus
bares y cafés no antes sin aconsejaros un último lugar.
Si eres amante de la fotografía,
no puedes perderte el centro portugués de fotografía, situado junto a la torre
de los clérigos. La entrada es gratuita y el edificio es una antigua prisión,
en este centro se pude disfrutar de exposiciones fotográficas de gran calidad y
de exposiciones de máquinas fotográficas, historia de la fotografía, etc. A mi
personalmente me encantó.
Bien es cierto que quedan lugares pon mencionar, la plaza de la universidad, la trinidade, el jardín del palacio de cristal, pero eso ya queda al gusto del viajero, tampoco se puede destripar una ciudad en un solo post. Eso sí, una cosa está clara, quien va a Oporto, repite.
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