martes, 2 de octubre de 2012

Argentina - Uruguay 2011: Roadtrip por el Noa, de Tucumán a Cafayate, ruta entre Cardones

Aún no asoma el sol en Tandil cuando nos levantamos y nos dirigimos a la estación de ómnibus, nos esperan 5 horas de trayecto hasta Buenos Aires y luego un vuelo de 2 horas hasta San Miguel de Tucumán, punto de partida para recorrer el NOA en coche de alquiler.

Llegamos a Bs As sin mayores problemas que los típicos atascos mañaneros de la capital federal y desde Retiro tomamos un taxi al aeroparque (60 $), como llegamos con tiempo decidimos tomar unos cafés con leche y unas medialunas en la cafetería del aeropuerto (69$) antes de proceder a facturar el equipaje. Una vez hemos desayunado, nos dirigimos a las puertas de facturación de Aerolíneas Argentinas y nos encontramos con la sorpresa, al igual que dos años antes primer vuelo interno en Argentina y primeros retrasos, debido a las cenizas volcánicas del vecino Chile de momento los vuelos están en suspenso.

Acudimos al centro de información del aeropuerto y nos indican que está previsto que los vuelos vayan saliendo conforme pase el día, pero pasan las horas y la situación no se empieza a desatascar hasta comenzada la tarde.

En principio nuestro vuelo estaba previsto para las 13:20 pero no salimos hasta las 17:30, tomando tierra en San Miguel de Tucumán a las 19:15. Al llegar a Tucumán lo primero es tomar un taxi ya que debemos hacer
el check in en el hostel y arreglar los papeles del alquiler del coche.

Lo cierto es que ya vamos bastante quemados por el retraso y al llegar a Tucumán la sensación no mejora nada, de camino en el taxi la ciudad nos da muy mala impresión, las afueras parecen envueltas en una nube de polvo y el caos circulatorio es total, al preguntar al taxista si hay problema en dejar el coche aparcado junto al hostel por la noche y recibir un “si quieren que se lo roben no” la cosa la verdad es que no se arregló para nada.

Llegamos al Oh Hostel, donde tenemos reservadas 3 noches en habitación compartida de 4 con desayuno incluido a 10 € la noche, en la entrada del hostel nos encontramos con un perro que entra y sale sin ningún control, con una persona que nos atiende rápido y con unas instalaciones que dejan muchísimo que desear, paredes desconchadas, habitaciones sin nada de luz natural… vamos, que el hostel esta vez termina por completar el desastre.

Tomamos un plano y nos dirigimos a la oficina de europcar para firmar los papeles del coche, nos atiende un chico que aunque se lo toma con mucha calma nos permite dejar esa noche le coche donde ellos lo tienen aparcado y retirarlo a primera hora de la mañana, con lo que nos evitamos tener que buscar un parking en medio del caos y con el calentón encima.

Consejo: nosotros con el coche pedimos un gps, hay que decir que no es estrictamente necesario siempre y cuando no te salgas de las rutas principales y lleves un buen mapa de carreteras, aunque si te vas a mover de ellas viene bien y dentro de ciudad en general es una gran ayuda, sobre todo para encontrar museos, hoteles, etc.

Una vez realizados todos los trámites, decidimos volver al hostel y ver si podemos hacer algún cambio de planes que nos mejore el ánimo. En este punto es en el que es muy importante haber planificado bien el viaje y conocer las rutas por las que te vas a mover, para poder plantearte una alternativa cuando apenas no hay tiempo, en apenas media hora ya tenemos una ruta alternativa planeada y dos hoteles reservados en Cafayate y Salta, que decidimos sean nuestras escalas ahorrándonos pasar 3 noches en la ciudad que tan mala impresión nos había causado.

Hay que reconocer, que una vez que ya nos quitamos el peso de encima incluso la ciudad parecía otra, si bien es una ciudad muy viva, con sus calles repletas de gente de un lado para otro, la sensación que uno tiene cuando observa sus locales es de una enorme modernidad.

Buscamos un lugar para cenar y nos decidimos por el asador La Leñita. La Leñita es un local repleto de pantallas de televisión con eventos deportivos pero que a pesar de ello tiene un aroma auténtico, ya que no hemos comido y que queremos resarcirnos del día que llevamos decidimos darnos un gran homenaje. Como entrantes tomamos unas bruschetas (pan tomate y albahaca), 2 empanadas de pollo y una provoleta, como plato principal pedimos un bife que es para dos personal, 2 flanes como postre y una buena botella de Malbec tinto. Bien, si puedo decir que San Miguel de Tucumán es la ciudad que menos me ha gustado en mis viajes por Argentina (imagino que debido en gran medida a las circunstancias) debo ser también fiel a este hecho, la cena en La Leñita es posiblemente la mejor cena de la que hemos disfrutado en Argentina, los entrantes sabrosísimos, la provoleta con un punto dorado y crujiente que no había visto nunca y el bife literalmente se deshacía en la boca, más que de diez, de matrícula de honor, la cuenta, 225$.

Parque Provincial Los Mehires
Con el estómago lleno retornamos al hostel, leemos un poco y en cuanto hacemos sueño dormimos más mal que bien. A primerísima hora nos levantamos y desayunamos, por llamarlo de alguna manera (un currusco de pan duro y un café terrible) y nos disponemos a abandonar el hostel, pagamos las 3 noches sin que ni pregunten por qué nos vamos antes y  nos vamos pitando a por el coche. Personalmente no puedo ser objetivo para indicar si San Miguel de Tucumán es una buena ciudad para visitar, lo que definitivamente recomiendo es evitar el Oh Hostel a toda costa, posiblemente si el vuelo hubiera ido en hora y el hostel hubiera estado en buenas condiciones nuestro viaje habría cambiado por completo.

A las 8 de la mañana ya estamos subidos en nuestro supercarro, un volkswagen Gol (entre un polo y un golf) rojo que se portará como un titán en los días siguientes. La ruta para el primer día es San Miguel de Tucumán – El Mollar – Tafí del Valle – Amaicha del Valle – Cafayate.


Artesanías en Tafí del
Valle
Tras pasar los primeros sustos saliendo de Tucumán ( los argentinos conducen de un modo muy caóticos y agresivo, especialmente en las ciudades) tomamos la ruta 38 durante 60 kilómetros hasta Santa Lucía, el camino es de asfalto pero en algunos tramos hay que pasar por tierra y ripio, por el camino, más allá del estado de la carretera (bastante mejorable) nos dejamos llevar por la estampa que nos dejan los bosques de la selva de yungas tucumana. Tras tomar la ruta 307 recorremos unos 45 kilómetros más hasta llegar a el Mollar, donde nos disponemos a ver el Parque Provincial los Menhires. A pesar de que nos perdemos un poco para encontrarlo, su ubicación es bien fácil, se encuentra junto a la plaza del pueblo. Abonamos una simbólica entrada de 3 $ por persona (tanto para nacionales como para extranjeros) y nos disponemos a meternos en la historia de los antiguos pobladores de estas tierras. Junto al dique de la angostura se encontraban desperdigados más de 100 menhires de distintos tamaños y con diferentes tallados y petroglifos, de los que muchos se encuentran en el pequeño terreno en que está ubicado el parque, que a pesar de no ser muy conocido bien merece una parada..

LLamas en Abra el Infiernillo
3042 msnm
A 15 kilómetros del parque se encuentra Tafí del Valle, situado entre la Sierra del Aconquija y las Cumbres Calchaquíes. Tras dar un pequeño paseo y observar sus numerosas tiendas de artesanías nos ponemos manos a la obra para degustar la comida del NOA, así que pedimos 2 tamales (masa de harina de maíz rellena de carne, cebolla de verdeo, papa…) un lomo a la pimienta y un cabrito a la parrilla, todo muy jugoso (131 $ con la bebida).

Paz entre cardones
Con la panza rebosante nos dirigimos hacia Amaicha del Valle, vamos avanzando mientras atravesamos el espectacular abra del infiernillo (3042 msnm), donde se puede hacer una parada ya que suele haber unas simpáticas llamas con las que hacerse una foto. Siguiendo por la ruta entre las montañas es imprescindible hacer alguna parada para disfrutar de sus impresionantes vistas y de los enormes cardones (unos cactus que pueden alcanzar hasta 18 metros de alturas), en este lugar la paz es absoluta, es como si de repente se hubiera detenido el mundo.

Museo Pachamama
Amaicha del Valle
Prosiguiendo camino llegamos a Amaicha del Valle, donde es fundamental hacer una visita al museo de la Pachamama. En la entrada se abonan 10 $ y en breve el personal del museo procede a mostrarte las instalaciones, dentro del museo existe una reproducción a escala de los valles en los que está enclavado, así como una reproducción de un tramo de mina o numerosas referencias a la cultura de la zona, las ropas que vestían, las herramientas que utilizaban, etc. Luego en el patio exterior se encuentran las muchas obras de Héctor Cruz, quien a través de la simbología indígena nos lleva a un mundo realmente mágico, en el que la relación del hombre con los elementos y con su entorno se basa en el respeto. Es una visita que merece totalmente la pena, así como lo merece pasar por su tienda de recuerdos.

Ruinas de Quilmes
Desde Amaicha del Valle tomamos la mítica ruta 40 dirección Cafayate, a una media hora del museo de la Pachamama se encuentran las ruinas de Quilmes. La entrada cuesta 10 $ y los propios descendientes de los indios Quilmes se ofrecen a realizar una visita guiada por las ruinas a cambio de la voluntad. Como estamos justos de tiempo y ya deseamos llegar al hotel decidimos hacer la visita por nuestra cuenta, hay que reconocer que para un europeo las ruinas pueden resultar poco atractivas, pero el lugar es un pedazo de historia que es imprescindible visitar para comprender las resistencia de los pueblos indígenas ante la colonización, así como su modo de vida y sus ciudades.

Abandonamos las ruinas de Quilmes y nos disponemos a realizar los 50 kilómetros que nos separan de Cafayate con el atardecer como telón de fondo a un día largo pero intenso.

Artesanías en Cafayate
Llegamos y fácilmente encontramos el Hotel Munay, aparcamos dentro y hacemos rápidamente el check in, el Munay es un hotel muy limpio y tranquilo situado a escasos metros de la plaza principal de Cafayate (30 € persona en habitación doble desayuno incluído), las habitaciones son amplias y el baño está más que correcto, una muy buena elección para hacer un alto en el camino.

Tras asearnos un poco nos dirigimos a la plaza principal de Cafayate, donde hay un ambiente excepcional y donde decidimos tomarnos unos batidos y combinados en una de sus terrazas. Tras esto nos damos una vuelta por su mercado de artesanías, donde se pueden encontrar cosas realmente originales a muy buen precio, y donde adquirimos arrope (una especie de miel) que nos había pedido Vero y hoja de coca para preveer el mal de altura que nos puede aquejar en próximos días. Después de las compras cenamos en la estancia, una humita al plato y un bife a caballo con papas al horno (110 $) y damos por finiquitado el día, atrás queda Tucumán, y por delante Salta la bella…

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