Y una vez más aquí estamos, en el aeropuerto de Loiu tomando un cafecito con Endika, que además de no venir con nosotros en este viaje tiene que soportar sobre sus hombros la dura despedida. A pesar de ser 11 de septiembre para nosotros es un día tan bueno como cualquier otro para volar, de hecho incluso mas barato. Nos espera una hora de avión hasta Madrid y después 12 horas hasta Buenos Aires, como no, con nuestro habitual desayuno en Mc Donalds, ya saben, está prohibido cruzar el charco sin haber ingerido una buena dosis de grasas saturadas.
Esta vez sin ninguna incidencia en los aeropuertos, he de decir que a pesar de haber reservado los asientos supuestamente en salida de emergencia parece ser que los asientos reservados Internet no cuadran con los reales, y llevamos lo mejor que podemos el no poder estirar las piernas a no ser que nos levantemos.
A las 19:30 hora argentina tomamos tierra en Ezeiza, tras recoger nuestros equipajes (siempre los últimos, como no) y sacar dinero en el cajero automático, nos disponemos a tomar un taxi que parezca fiable para ir a cenar algo antes de ir a Retiro a tomar el bus que nos lleve a Tandil. Tras montar en el taxi, vemos que es un remís pero no le damos más importancia, le indicamos que nos lleve a avenida Corrientes, cerca del obelisco, ya que sabemos que es una buena zona para cenar algo económico, a la hora de cobrar la carrera nos sale 220 pesos (casi 40 euros) a pesar de ser algo caro pagamos con 300 en 3 billetes de 100 y en un segundo el conductor nos muestra los billetes y nos dice que le hemos dado 120 (uno de 100 y dos de 10) entre el cansancio y el momento de desconcierto caemos en la trampa del remisero y terminamos pagando otros 100, vamos, que nos han robado 200 pesos prácticamente a la cara. Ya comenté en el post de