martes, 6 de noviembre de 2012

Argentina - Uruguay 2011 Tandil - Mar del Plata, días de relax

Siempre digo que cuando se realiza un viaje de más de 2 semanas es imprescindible realizar una pausa para no hacer nada, así que por segunda vez, y aprovechando que tenemos una gran amiga y anfitriona en Tandil, volvemos allá para disfrutar de unos días de buen comer, buenos paseos y muy buen humor.

Una vez llegados desde Iguazú a Buenos Aires tomamos el correspondiente taxi desde aeroparque a la terminal de ómnibus de Retiro (70$) y allí compramos los pasajes hasta Tandil (274 $ dos billetes), deglutimos unos panchos (perritos calientes 14$) para no viajar con el estómago vacío y afrontamos las 5 horas de bus con muchas ganas de llegar.

El viaje transcurre sin problemas y quedamos con Vero en su casa, la noche está con el frescor de la sierra tandilense y no invita a pasear, así que una vez intercambiados los primeros abrazos y anécdotas, nos vamos a por unas deliciosas empanadas para cenar en casa con el calorcito y las historias que nos han ido pasando.

La mañana del día siguiente la dedicamos a una actividad totalmente necesaria llegado este punto del viaje, dormir como troncos. Ya a media mañana nos damos un paseo para ir al centro y recoger a Vero en el trabajo e ir a comer unas milanesas de pollo, una mayonesa de ave (una ensaladilla rusa pero con pollo) y unas papas, para beber Vero toma un refresco de pomelo, que es de la marca paso de los toros y que aunque a nosotros no nos hace una gracia especial, si hay alguien amante del pomelo tal vez le apetezca probarlo.

Castillo morisco
Tras comer nos vamos a la central de ómnibus a recoger a una amiga de Mar del Plata que viene a pasar el fin de semana y que también se llama Vero. Una vez estamos los cuatro seguimos con nuestro día de relax haciendo algo fundamental cuando se viaja a Argentina, ir a tomar un café con alfajores a una tienda Havanna. En las tiendas-cafeterías Havanna se pueden tomar, además de sus incomparables alfajores, gran variedad de cafés, pastas, etc.

Consejo: El mejor precio y la mayor variedad de alfajores Havanna están en sus propias tiendas, por lo que si se tiene espacio en la maleta conviene comprar allí, en caso de que no nos sobre sitio (bastante habitual) siempre se pueden comprar en las tiendas del aeropuerto.

Con el dulce sabor del café blanco latte y de los alfajores en la boca pasamos la tarde paseando por el castillo morisco, desde donde la vista de la ciudad de Tandil por la noche es espectacular, y que es
conocido por los lugareños como villa cariños, ya que es el lugar donde las parejas adolescentes van a dar rienda suelta a sus pasiones. Desde allí vamos al lago del fuerte y, como ya es de noche, nos cambiamos y vamos a cenar a Antares, un lugar en el que puntualmente se celebran espectáculos (2 años antes asistimos a un concierto de un imitador de Calamaro) y en el que cenar simple pero rico rico, recomiendo especialmente las papas Antares. Con el estómago lleno nos tomamos unas cervezas mientras disfrutamos bailando en la noche de Tandil.

Vista nocturna de Tandil
El día siguiente se pasa entre dormir, tomar facturas, mates, empanadas… y aprovechar para comprar los pasajes para visitar el día siguiente Mar del Plata.

Madrugamos para tomar el bus que nos llevará a Mar del Plata, no es la mejor época del año, ya que es en verano cuando MDP se llena de turistas, pero a pesar de que el clima no sea el idóneo evitar la aglomeración de gente y el hecho de que sea lunes también es un plus.

MDP es una ciudad que se encuentra en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, a unos 400 kilómetros de la capital federal, y que supera el medio millón de habitantes, es una ciudad que sufrión un gran boom inmobiliario que se aprecia en sus calles y ramblas junto al mar, y es conocida también como la Biarritz argentina.

Si bien caminar por las calles del centro no aporta al viajero mucho en lo que a arquitectura urbana se refiere, más allá de la catedral, es paseando por las ramblas que circunvalan la ciudad junto al mar y las playas donde se encuentra la esencia de la ciudad.

Monumento al lobo marino
Mar del Plata
Descubrimos caminando la vitalidad de sus habitantes (muchísima gente haciendo deporte), y es un gran placer caminar junto al mar descubriendo las pequeñas joyas que MDP tiene que ofrecernos, su espectacular casino, la plaza del milenio, el monumento al lobo marino, el torreón del monje, el puerto…

Aprovechando que estamos en una ciudad pesquera, incido en mi enésimo intento de conseguir comer un buen plato de pescado. Decidimos comer en el restaurante Nerea, que se encuentra en la playa muy cerca del puerto, Mikel toma un bife de lomo con papas fritas, y yo opto por un filete de abadejo con salsa de camarones (170$ contado la bebida). Esta vez sí, impecable, un enorme filete de abadejo (pescado similar al bacalao) con una exquisita salsa de camarones que consigue terminar con el mito de que los argentinos sólo saben cocinar carne, y que hace las delicias de mi paladar.

Mar del Plata
Con el buche bien lleno damos media vuelta por el camino recorrido y retornamos hasta la estación de ómnibus, donde tomamos unos cafés mientras esperamos nuestro retorno a Tandil, donde cenamos unos sándwiches y nos vamos pronto a la cama.

El último día en Tandil lo dedicamos a hacer compras, a degustar las últimas empanadas y a las últimas charlas con un café del Frawen´s. Tandil es una ciudad en la que se pueden encontrar excelentes artículos, las dos veces que hemos ido hemos comprado allí bellísimos mates de piel de carpincho, y las tablas para picadas son un auténtico espectáculo.

Con las maletas bien llenas y tras unos días de descanso nos preparamos para los últimos asaltos de este viaje, nos esperan Montevideo, Buenos Aires (donde estaremos nuevamente con Vero 1 y Vero 2) y La Plata como colofón final, y estamos deseosos de partir rumbo a Uruguay…

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